Llegan
los mini-cerebros de diseño
Un grupo de investigadores de la Escuela Bloomberg de
Salud Pública de la Universidad Johns Hopkins acaba de anunciar que ya tienen a
punto sus primeros “minicerebros” de laboratorio, lo cual supone un gran avance en dos aspectos
fundamentales.
En
primer lugar, evitaría tener que hacer experimentos en la masa gris de
los roedores de laboratorio, lo que ahorraría sus sufrimientos en aras de la
ciencia. Y en segundo lugar, las investigaciones serían mucho más
eficaces,
ya que estos órganos se fabrican a partir de células humanas.
Se calcula que el 95% de los fármacos que hoy se ponen a prueba en animales luego
no funcionan en personas,
con el consiguiente derroche de tiempo y dinero, como ha
explicado Thomas Hartung, director de la investigación. “No somos ratas de 60
kilos”, resume gráficamente.
Los
minicerebros se podrían definir también como “bolas de neuronas” que se forman en
apenas ocho semanas a partir de células madre pluripotentes inducidas (iPS, por sus siglas en inglés), es decir, células
adultas de nuestro cuerpo –en este caso, de la piel– reprogramadas
genéticamente para que adquieran la personalidad de células embrionarias y
puedan así convertirse en cualquier tejido humano.
No obstante, Hartung
apunta a que se también podrían fabricar “cerebritos”
con células de pacientes que sufren determinadas dolencias neurológicas para ensayar nuevos medicamentos contra el párkinson, el alzhéimer, la esclerosis múltiple o el autismo.
Estructura básica
Pero
no te los imagines como sesos de casquería: cada encéfalo de diseño mide apenas 350 micrómetros de
diámetro (como el ojo de una mosca), y se pueden crear cientos de miles de
copias exactas. Una vez formados, poseen cuatro tipos de neuronas
diferentes, así como astrocitos y oligodendrocitos, que cumplen funciones de
soporte a las células nerviosas. Pese a su estructura básica, los minicerebros
son funcionales: los científicos pueden medir la
actividad de sus neuronas mediante electrodos.
Hartung
admite que el suyo no es el primer cerebro de laboratorio, pero sí el único estandarizado hasta ahora,
y espera obtener la patente para empezar a fabricarlo en serie este mismo año
con el nombre comercial de ORGANOME.