¿Cómo reaccionas cuándo te sientes
mal?
¿Te has parado a pensar alguna vez en cómo
tiendes a reaccionar cuando te sientes mal? ¿Y en si esas conductas que llevas
a cabo te ayudan de verdad a que el malestar se reduzca? La realidad es
que, en ocasiones, no sabemos regular emociones negativas de forma
efectiva o al menos, si lo hacemos, tenemos una gran margen de mejora.
Pongamos un
ejemplo: ¿quién no conoce a alguien que, tras una ruptura dolorosa, se ha
dedicado a beber y a salir de fiesta para superar la tristeza y el enfado que
siente? Puede que, en ese primer momento, haya conseguido distraerse de la
situación. Pero, a la larga, ¿le ha ayudado a solucionar algo o en cambio
el bienestar lo ha recuperado gracias a poner en marcha otro tipo de
estrategias?
“La persona
inteligente emocionalmente tiene habilidades en cuatro áreas: identificar
emociones, usar emociones, entender emociones y regular emociones”
detrás del vidrio |
-John
Mayer-
Clasificando
las distintas formas de regular emociones negativas
La
regulación emocional engloba a un conjunto de procesos. A través de ellos
las personas ejercemos una influencia sobre nuestras emociones, sobre cuándo
las tenemos y sobre cómo las experimentamos y las expresamos. Es decir, hace
referencia a cómo las modulamos. Esta manera de hacerlo puede ser adaptativa
(beneficiosa y funcional) o desadaptiva (disfuncional). Pero, ¿cómo saber
cuáles nos ayudan y cuáles no?
Antes de
responder a esto, conozcamos las distintas formas de regular emociones que
ponemos en práctica. Por un lado, podemos tratar de regular emociones
negativas poniendo en marcha estrategias activas. Algunas de ellas son la
reevaluación positiva de la situación, la planificación de lo que
tenemos que hacer, buscar el desarrollo personal, tratar resolver el problema o
expresar lo que sentimos.
Por otro
lado, podemos usar otras estrategias más pasivas, como conformarnos con la
situación, reaccionar de forma depresiva o dejando las cosas estar, sin tratar
de ponerle remedio. Por último, están las estrategias evitativas, en las que se
trata de negar lo ocurrido, distanciarnos de ello o desconectar mentalmente,
incluso poniendo en marcha respuestas paliativas que ataquen a la ansiedad y no
a la causa (como comer o beber para sentirnos mejor).
“No
olvidemos que las pequeñas emociones son las grandes capitanes de nuestras
vidas y las obedecemos sin darnos cuenta”
-Vincent
Van Gogh-
¿Qué forma
de regular las emociones negativas no nos ayudan?
Las
estrategias de regulación emocional disfuncionales nos hacen más inestables
emocionalmente, además de provocar que las emociones negativas adquieran
protagonismo y se queden con nosotros. Los resultados de esta carencia en
nuestra regulación pueden ser muy diversos, pero ninguno positivo. Hablamos de
problemas de control de la ira, de ansiedad o de depresión.
enojo |
Como hemos
dicho, dentro de este baúl de malas estrategias nos encontramos con las
evitativas y las pasivas. Cuando nos sentimos mal, es contraproducente tratar
de negar lo ocurrido. Hay una excepción y es cuando una noticia nos causa un
impacto emocional muy fuerte, en estos casos puede servir en los primeros
instantes como un muro de contención para este impacto emocional. Sin embargo,
incluso en estos casos tenemos que terminar por abandonarla y adoptar otras.
Tampoco nos
va a ayudar en nada quedarnos dándole vueltas al tema, centrándonos en lo mal
que estamos y compadeciéndonos de nosotros mismos. El autoconocimiento de
nuestro estado, cuando este es negativo, nos da información para actuar; sin
embargo, se convierte en un peligro para nosotros cuando caemos en la tentación
de quedarnos en él y no actuar.
Lo mismo
ocurre si tratamos de desengancharnos de lo que nos pasa consumiendo
alcohol, drogas o comiendo en exceso.
Todas estas estrategias disipan
la sensación de malestar por unos momentos. Sin embargo, solo es una tirita que
se deprenderá pronto, de manera que después necesitaremos una más grande. La
realidad es que ninguna de estas estrategias nos ayuda a regular emociones
negativas eficazmente, pues a la larga provoca que estas se mantengan y
aumenten.
“Una
emoción no causa dolor. La resistencia o supresión de una emoción causa dolor”
-Frederick
Dodson-
¿Cuáles son
las maneras de regular emociones negativas que sí nos ayudan?
Si este
repertorio de estrategias no nos ayudan a regular emociones negativas… ¿Qué
estrategias serían las adecuadas? Aquellas que suponen el afrontamiento activo
de lo que nos ha pasado. Entre ellas, la capacidad de reinterpretar la
situación de forma positiva es una de las más importantes, así como buscar
una solución al
problema y ponerla en marcha. Pararnos a pensar, pero sin
instalarnos en la inacción.
Además, nos
va a servir de ayuda contar con otras fuentes de emociones positivas que
restablezcan en equilibrio roto. Por otro lado, es importante que seamos
capaces de expresar nuestras emociones y buscar apoyo social. Eso sí,
asumiendo la responsabilidad de que en nuestras manos debe caer la
responsabilidad de la decisión final.
La realidad
es que poner en marcha estas estrategias de regulación emocional puede suponer
un esfuerzo extra en un primer momento pues requieren actuaciones directas por
nuestra parte, pero son necesarias para conseguir que las emociones negativas
no se vuelvan crónicas… ¡Aprende a regular emociones negativas eficazmente!
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