¡Aprender a leer
un libro…!
En 1940, el filósofo estadounidense Mortimer Adler
publicó 'Cómo leer un libro', todo un bestseller que
explicaba cómo sacar el máximo provecho a los Grandes Libros de la historia de
la humanidad, un proyecto en el que él había participado con Robert Hutchins,
de la Universidad de Chicago, y que consistía en la elaboración de un canon de
las obras más importantes de la literatura occidental. En su libro, Adler daba
varios consejos para hacer una lectura crítica y analítica de los libros, y
para recordar buena parte de lo que leyéramos en ellos.
El filósofo explicaba que había cuatro niveles de lectura diferentes:
elemental, de inspección, analítico y sintópico. Estos niveles son
acumulativos, yendo de lo más general y superficial a lo más profundo
·
Nivel elemental: Adler lo
presentaba con la pregunta ¿qué dice el libro? Es la primera toma de contacto
con él.
·
Nivel de inspección: ¿De qué trata
el libro? El lector tiene que extraer toda la información posible de la
superficie del libro, buscando los capítulos que parecen fundamentales,
intentando clasificarlo a partir de su título y su prefacio, estimando la
amplitud de temáticas a través de su índice, etc.
·
Nivel analítico: ¿Qué
significa el libro? Es una lectura más sistemática y que implica el subrayado
de algunos pasajes, la toma de notas en los márgenes, apuntes sobre los
conceptos manejados en el libro y sobre su estructura.
·
Nivel sintópico: ¿Cómo se
compara este libro con otros? Es decir, estamos ante la lectura comparada del
libro. El lector utiliza sus lecturas previas para analizar la obra en cuestión
buscando una terminología común, definiendo los temas tratados, buscando los
pasajes más relevantes. Es el nivel más activo.
En la lectura analítica y la sintópica es donde el
lector tiene que trabajar más. En esos niveles entran en juego la toma de notas, el subrayado o cualquier
otra manera de resaltar nociones que nos permita enfocar más
nuestra atención sobre ellas, y después, la escritura de un resumen de lo que
hemos leído, un intento de analizar qué quería contar el autor del libro.
Enrique Castillejo recomienda también eso para mejorar
nuestra capacidad retentiva:
"Lo importante es no preocuparse de la velocidad de lectura, si no que
cuando acabemos una unidad de contenido (que puede ser un capítulo), podamos
apuntar un resumen de lo que acabamos de leer".
Los factores ambientales
El consejo más común, si queremos recordar mejor lo que leemos, es siempre "presta atención". La concentración en la tarea que estamos realizando, evidentemente, aumenta las posibilidades de que nuestro cerebro reciba una impresión, la asocie a algo que ya conoce, y termine recordándola con un par de repeticiones. Sin embargo, pueden existir condicionantes externos, ambientales, que favorezcan esa lectura más en profundidad, que nos ayuden a concentrarnos.
Hay bastantes recomendaciones a ese respecto, desde
que cambiemos de estancia de vez en cuando para que nuestro cerebro no se
acomode (y que no todos los psicólogos apoyan por completo porque no hay
evidencias de que realmente funcione) a los consejos de Luis García Carrasco,
que afirma que estar relajado es
también muy importante antes de ponernos a leerporque nos proporciona
"mayor facilidad para memorizar y comprender lo que leemos".
En su libro, propone un truco para ayudar a concentrarnos, consistente en
sentarnos en una silla en la que estemos cómodos, cerrar los ojos, respirar
profundamente y prestar atención a nuestra respiración. Aunque parezca que
empezamos a pensar en otra cosa, no pasa nada; nos centramos de nuevo en la
respiración y nos mantenemos así durante unos cinco minutos, lo que nos ayudará
a relajarnos y a concentrarnos mejor.
El entorno es importante para ayudarnos a adquirir esa
relajación y esa concentración que nos facilitará nuestra capacidad de lectura
retentiva. "Se necesita un ambiente propicio", apunta Enrique
Castillejo, que añade que "la luz natural fatiga menos, se lee mejor
sentado..." Tenemos que crear
las condiciones ideales para ponernos a leer, aunque también hay
lectores adiestrados capaces de realizar una lectura más o menos analítica en
medio de un enorme ruido, por ejemplo, o en lugares donde pueda haber muchas
distracciones.
Consejos para recordar lo
que leemos
Podríamos decir que hay varias recomendaciones que nos
pueden ayudar a que recordemos mejor lo que estamos leyendo, o lo que acabamos
de leer. Sobre todo, lo que
facilitarán es que prestemos atención al libro o textoque tenemos entre
manos, y que no nos resulte complicado retener lo principal.
·
Busca un lugar
tranquilo, con buena iluminación y donde puedas leer cómodamente.
·
No te preocupes
por ser el más rápido en leer el libro; cada persona tiene una velocidad de
lectura diferente para comprender lo que está leyendo.
·
Resalta los
pasajes del texto que te interesen. Se puede hacer subrayando o, en lectores
digitales, cambiando la tipografía de esas frases para que destaquen más sobre
el resto.
·
Busca
asociaciones de lo que estás leyendo con eventos que te hayan pasado a ti.
·
Toma notas de
lo que te resulte más interesante, o lo que quieras recordar.
·
Cuando termines
un capítulo, por ejemplo, haz un resumen de lo que acabas de leer para
comprobar de cuánto te acuerdas.
Fuente
Historia/www.xataka.com/medicina-y-salud/como-recordar-mejor-lo-que-leemos
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