¿Exceso de ejercicio realmente
beneficia al corazón?
¿El exceso
de ejercicio es realmente beneficioso para el corazón? Parece que no
Un estudio
llevado a cabo con triatletas muestra que el riesgo de fibrosis miocárdica es
directamente proporcional a la cantidad y frecuencia de ejercicio realizado
triatlon |
No cabe
ninguna duda de que el ejercicio físico es bueno, muy bueno, para la salud. Lo
que no está tan claro es si este ejercicio sigue siendo realmente beneficioso
en los casos en los que se practica en exceso. Y es que las evidencias
alcanzadas al respecto son confusas, cuando no contradictorias. Sobre todo en
lo que respecta a la salud cardiovascular. Algunos estudios alertan que
el exceso de ejercicio físico vigoroso puede resultar muy perjudicial
para el corazón, mientras que otros concluyen que, con una adecuada
preparación, la intensidad del ejercicio es irrelevante.
¿En qué
quedamos?
Pues es
posible que un estudio llevado a cabo por investigadores del Hospital Universitario
Hamburg-Eppendorf en Hamburgo (Alemania) haya resuelto la
cuestión. Y es que de acuerdo con los resultados, el abuso del ejercicio
físico de alta intensidad eleva, y mucho, el riesgo de fibrosis miocárdica –o
lo que es lo mismo, de que aparezcan cicatrices en el corazón–. Y no ya en
cualquier persona, sino en triatletas muy bien entrenados –aunque solo en
varones, que no en mujeres.
Como
explica Jitka Starekova, directora de esta investigación que se presentará la
próxima semana en la Reunión Anual 2017 de la Sociedad
Radiológica de Norteamérica (RSNA) a celebrar en Chicago (EE.UU.), «es
cierto que la relevancia clínica de estas cicatrices en el corazón permanece
aún desconocida. Pero también es verdad que pueden suponer el origen de una
futura arritmia o de insuficiencia cardiaca».
Riesgo
‘dosis-dependiente’
ejercicio en exceso |
La fibrosis
miocárdica es, básicamente, el desarrollo de fibrosis –o ‘cicatrices’– en el
corazón, por lo general en los ventrículos. Una condición que ya se ha
detectado en numerosos deportistas de élite y que, por tanto, cuestiona si la
práctica regular de ejercicio físico de alta intensidad –que nunca leve o
moderada– es realmente beneficiosa para el sistema cardiovascular.
Para llevar
a cabo el nuevo estudio, los autores contaron con 44 mujeres y 55 varones que,
con una edad promedio de 43 años, participaban asiduamente en competiciones de
triatlón. Y lo que hicieron fue someterlos a una prueba de imagen por
resonancia magnética con el agente de contraste ‘gadolinio’, que es absorbido
por todo el tejido muscular cardiaco –ya se encuentre sano o dañado.
La
repetición de cualquier actividad atlética extrema podría no ser beneficiosa
para ninguna persona
Como
apuntan los autores, «el gadolinio se elimina rápidamente en el tejido cardiaco
normal, así como de forma mucho más lenta en el tejido cicatrizado, revelando
así diferencias entre el músculo cardiaco sano y dañado al cabo de unos 10
minutos. Este fenómeno, conocido como ‘realce de gadolinio tardío’, es una
herramienta muy útil para la detección de la fibrosis miocárdica».
Los
resultados mostraron que la fibrosis miocárdica resultaba ciertamente
aparente en el ventrículo izquierdo de 10 de los 55 varones –o lo que es
lo mismo, en el 18%–. No así en ninguna de las mujeres.
Pero, ¿por qué en unos
triatletas sí y en otros no? Pues, simple y llanamente, por la cantidad de
esfuerzo a la que había sido sometido el corazón. De hecho, los participantes
en los que se detectó la fibrosis miocárdica habían completado un mayor número
de triatlones y ‘Iron man’ –un tipo de triatlón extremo–, por lo que las
distancias promedio recorridas en bicicleta, nadando o corriendo, fueron
mayores. Tal es así que los hallazgos sugieren que el riesgo de fibrosis se
encuentra directamente asociado al nivel de ejercicio.
Como indica
Jitka Starekova, «la comparación de los resultados de las pruebas de esfuerzo
reveló que las mujeres tenían una menor presión sanguínea sistólica (PAS) en el
pico máximo de ejercicio y que alcanzaban una potencia máxima inferior a la de
los varones. Además, la comparación del historial deportivo mostró que las
mujeres solían completar menores distancias. Unos hallazgos que apoyan el
concepto de que la presión sanguínea y las distancias de las pruebas
podrían tener un impacto sobre el desarrollo de la fibrosis miocárdica».
Diferencias
de género
Concretamente,
y según los autores, podría haber varios factores que explicaran la asociación
entre la cantidad de ejercicio acumulada y el riesgo de fibrosis miocárdica. La
PAS inducida por un mayor ejercicio físico puede dar lugar al desarrollo de una
mayor masa miocárdica, por lo que esta mayor cantidad de ejercicio puede
exponer al deportista a un mayor riesgo de inflamación del músculo cardiaco –o
lo que es lo mismo, de fibrosis miocárdica.
Por su
parte, la combinación de la elevación de esta PAS y del incremento reiterado
del estrés sobre la pared del ventrículo izquierdo también podría provocar un
daño en el músculo cardiaco. Y asimismo, también puede haber otros factores que
expliquen esta diferencia de género en el riesgo de fibrosis miocárdica, como
sería por ejemplo la presencia de testosterona.
Como
concluye la directora de la investigación, «si bien no podemos demostrar el
mecanismo exacto para el desarrollo de fibrosis miocárdica en los atletas, el
incremento de la PAS durante el ejercicio, la cantidad y frecuencia de pruebas
y la presencia de una miocarditis no detectada podrían ser cofactores para el
génesis de esta condición. En otras palabras, la repetición de cualquier
actividad atlética extrema podría no ser beneficiosa para ninguna persona».
M. LÓPEZ @abc_salud
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